martes, 11 de octubre de 2011


Sad Eyes [Nashville, 2005, Josh Rouse]


Será porque tenemos una boda en tres días, o porque hace año y medio R no dejó nada al azar en la música de la suya, y hace unos días retomamos el tema de canciones favoritas y momentos memorables... el caso es que de nuevo aquí hablamos de canciones para bodas, y aunque esta canción aparece en mi discoteca en 2006, es en junio de 2010 cuando se sitúa en el espacio intercostal correcto por una de esas leyes físicas que asocian a RyC con el mejor vals de boda de la Historia de los Vals de Boda.

Y es natural, que somos personas muy sugestionables y tener una boda en tres días nos hace pensar en canciones de entrada al convite, en compilaciones de 8 horas de música para la boda, en bailar el mejor vals del mundo, porque si lo bailas hazlo bien y con la persona con la que quieres pasar el resto de tu vida.

Nos miramos pensando "el-res-to-de-tu-vi-da".
Nos miramos pensando "ahí-es-nada".


Y porque el mundo es entropía y desorden (en particular en el espacio que me rodea), vuelve ahora el disco casi cayéndoseme encima de la cabeza desde la estantería, y caigo en la canción imaginándome como un pareja de recién casados en su boda... RyC en junio de 2010, élyella en algún momento del futuro, empiezan a bailar la canción, los dos solos en la pista... con él mirándola a ella al tiempo que repite susurrando la letra sobre la canción... los dos solos aunque les estén mirando más de 200 pares de ojos sin perder detalle, él todo sonrisa, ella toda ojos tristes y felicidad, compartiendo eso que es sólo de ellos dos, prometiéndose que habrá luz y que sólo el uno puede acabar con los días grises del otro, pelos como escarpias para todos.
gallina en piel para R.


Y justo cuando en la canción hay un golpe de efecto con la entrada de batería entran a bailar, sincronizados como en todo momento memorable que presuma de serlo, otras cuatro parejas, o seis, o cualquier número par que quede bien en la pista... todo más rápido, más luz, es toda la felicidad del mundo... y en el otro golpe de efecto cuando empieza a cantar la segunda voz y aparecen en la pista otros muchos pares de ojos formando parejas dentro del encuadre, melodía transatlántica y sincronización suiza.

la canción de ojos tristes más alegre, más "túyyoparaElRestoDeNuestrasVidas".

Así hasta el final, RyC entonces, EllayÉl en cualquier punto espacio-temporal sin dejar de mirarse a los ojos.



así ya cuatro días y medio, asociando el momento a una boda significativa de verdad, una que nada tenga que ver con patinadores en los juegos de invierno.

significativa con letras mayúsculas en Courier New.


pensamos todo esto mientras miramos de reojo el calendario.



pelos como escarpias, gallina en piel.

http://www.goear.com/listen/a85029e/sad-eyes-josh-rouse

miércoles, 6 de julio de 2011

Calgary 88 [Antònia Font, Lamparetes, 2011]

Cuentan las crónicas que en el invierno de 1988, mientras en España Felipe González andaba en negociaciones con ETA y con la CEE, dejándonos a todos con ese ánimo perdedor tan español, en Canadá se celebraban los juegos de invierno a los que íbamos con el mismo ánimo perdedor tan castizo y tan nuestro de no pasar nunca de cuartos.

Poco podíamos imaginar nosotros lo equivocados que estábamos, en la pista de hielo, el último día de patinaje artístico en pareja, con ella y él sincronizados en forma, estilo, y en algo sentimental, empezando a bailar a las primeras notas de una canción de Modern Talking que no era otra cosa que su canción de entrada a un convite.

Con apenas edad de contar, tú mirando en la tele en blanco y negro a una pareja que no baila por el oro, baila porque han acordado que si ganan los juegos se casan, y aunque no son los favoritos, ella hace el triple axel y se miran y ríen porque esta vez sí, van a ganar a los rusos.

Ya terminando los alemanes de cantar Atlantis is Calling "S.O.S. for love" él hinca la rodilla en el hielo y pone un anillo en su mano.
Nada puede ir mejor, el público se levanta y aplaude, el jurado levanta las tablas de 10 que apenas se leen en la pantalla del televisor del salón, y ellos corren a pedir a uno de los jueces que oficie la boda en pleno podio.

Y tú con edad de chupete y el ánimo alborotado sin entender qué hacen esos hombres pequeños que lloran, aplauden y ríen, sin tener ni idea de por qué tienes el corazón en un puño con poco más de 3 años.

Al final en la tele salen ellos en el podio, dando el Sí Quiero en la boda más hortera del momento más feliz de los juegos de invierno.



Y aunque 23 años después no es eso lo que cuentan las crónicas, nosotros sabemos que eso es lo que pasó, aunque los demás no lo entiendan porque no estuvieron en Calgary 88 (ni en Madrid en mayo del 2011), y no nos importa otra cosa que confirmar que aquella vez nosotros ganamos el Oro en el momento más feliz, y pensar qué hubiera pasado si ella se hubiese caído en el triple axel y al final hubiesen ganado los rusos.


http://www.goear.com/listen/c867fb6/calgary-88-antonia-font







lunes, 18 de abril de 2011

Our Mutual Friend [Absent Friends, 2004, The Divine Comedy]

En la primavera de 2004 Niel Hannon ya tenía en su inventario 7 discos y 14 años de música, y nosotros andábamos por aquel entonces con poco más que los caramelos y los jirones de corazón propios y ajenos que son propios de las primaveras del sur.

Es entonces cuando aparece el octavo disco de Neil Hannon, Absent Friends, y con él la canción Our Mutual Friend. En ella Neil Hannon, habla de la historia de una noche de copas en la que chico-conoce-a-chica, en la variante común de amigo presenta a chico y chica.
La diferencia de ésta con la mayoría de este tipo de historias es que esta vez todo funciona a la primera, sin mensajes ni estrategias de por medio, sin forzar encuentros en el metro ni conversaciones del tipo estudias-o-trabajas.

Sólo Neil Hannon y la mujer de su vida hablando de lo molesto que es el ruido de los bares y de tropecientas cosas más, hablando hasta acabar borrachos y felices y volviendo a casa de su amigo común para bailar lento música de viejos vinilos y canciones favoritas, besándose hasta perder el equilibrio y la noción de la realidad.

Tú, en esa misma primavera, en el bar Quatro, también escuchando a Neil Hannon y pensado que a tí te pasa lo mismo, siendo esa noche de viernes el tipo más feliz del mundo porque por fin tus estrategias han funcionado y te has encontrado con ella, con "ella", que a pesar de las sandeces que has podido decir sigue toda la noche contigo hablando durante horas, nadie puede creerlo, y tú menos que nadie.

Tú siendo feliz feliz por dos, por Hannon y por tí.


Al final de la canción Neil Hannon se despierta de resaca encontrándose a su chica tendida y abrazada a su "amigo" común, con la cabeza a punto de estallar por la resaca y el estómago a 5 metros por encima de su cabeza, de la impresión.
Ya está, demasiado bonito para ser verdad, no sólo pierde a la mujer de su vida sino que pierde además a su amigo.
¿Y si le ha pasado eso al dandi de Hannon cómo no va a pasarte a tí?


Te quedas con cara de cenutrio pensando que a tí ya te ha pasado eso antes en alguna noche de borrachera, tú ya has perdido a tres o cuatro mujeres-de-tu-vida y esta vez te toca ganar, te lo repites con confianza mientras miras con desconfianza el tocadiscos y el sonido a orquesta de las canciones.
Echándote a temblar en cuanto ella mueve la aguja del tocadiscos.


Al final te vuelve a pasar, y te vas con la misma resaca que Hannon de vuelta a casa pero con mucho menos estilo, aumentando la cuenta de las mujeres de tu vida que has perdido y sumando a tu inventario otro jirón, pensando en si no convendría pedir tu parte del canon por todos que escuchan tu historia en la pista trampa del disco de The Divine Comedy.

Y para colmo de males tú caminas sin todos los componentes de una orquesta acompañándote en la vuelta a casa, intentando darle un poco de sentido al asunto.


http://www.goear.com/listen/0b3c19a/Our-Mutual-Friend-The-Divine-Comedy
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